jueves, 6 de marzo de 2008

LAGRIMAS DE MILLONARIO

Lo pasan mal. En serio, no es fácil ser millonario. Y cada vez que se publica la lista forbes de las Fortunas más importantes del mundo, hay quien se echa a llorar. Ellos también tienen su corazoncito debajo de tanto dinero. Bill Gates, el dueño de Microsoft está triste. Le salió mal su intento de compra de Yahoo y lo está pagando. Ya no es el más rico y tampoco el segundo más rico. Se queda en tercer lugar. El más rico tiene 77 años y 62.000 millones de dólares, Es el estadounidense Warren Buffet, inversor que ha prometido donar cuando fallezca el 80% de su fortuna a causas benéficas. Sus hijos se tendrán que conformar con el 20 % de esta enorme fortuna. Es lo que tiene ser hijo de un filántropo. El único en los primeros puestos que estará encantado de verse reflejado en esta lista es Carlos Slim, el empresario mejicano que hace dos años aparecía con 30.000 millones en su cuenta corriente y ahora duplica esa cifra. En un país inmenso con unos bancos de pobreza más que importantes, ser uno de los más ricos del mundo no sé si es motivo de orgullo, pero desde sus mansiones es probable que no vea las colinas plagadas de ranchitos. Y ya se sabe que “ojos que no ven.....”

Amancio Ortega también estará triste. Ya no es el octavo más rico del mundo. La Bolsa le ha restado más de 3000 millones de dólares de su cuenta. Ya “sólo” tiene un patrimonio que supera los 20.000 millones. Las Koplovitz no alcanzan ni los 6000 millones, y eso que son las siguientes en la lista de ricos estatales. Del resto de fortunas del ladrillo, la cosa tampoco está para alegrías: Los dueños de Ferrovial, Fadesa y especialmente, Enrique Bañuelos, dueño de ASTROC, lloran sus escandalosas pérdidas de patrimonio. Don Enrique aparecía en la lista Forbes del pasado año con un patrimonio de 7.700 millones y ahora sólo tiene 1.300 millones. Tranquilo, Don Enrique, que sus accionistas y otros del sector tienen muchas más pérdidas que Ud. No en cifras, pero sí en importancia. Perder el trabajo o todos los ahorros hacen menos gracia que perder 6000 millones cuando se tienen más de 7000. Si es que, el que no se consuela es porque no quiere.

Por cierto, sigo sin aparecer en la lista. Ya me gustaría poder llorar como los demás.

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