viernes, 28 de marzo de 2008

LA VIDA SEXUAL DE LOS VECINOS

La curiosidad sobre lo que hace el vecindario es intrínseca al ser humano. Si el asunto a curiosear es la vida privada más privada de todas, como es la sexual, el grado de interés crece. Saber qué hacen, cómo y cuándo , nos intriga. A veces incomoda ( por las comparaciones con la vida sexual propia), o nos molesta , por ruidos o falta de pudor, un concepto éste que es muy subjetivo. La cantante Christina Aguilera, ajena totalmente a lo que supone vivir en un bloque donde los tabiques tienen orejas, tiene problemas vecinales por su entusiasta vida sexual. Hay quien se ha quejado, en la lujosa urbanización de mansiones en la que vive, de que pasada la medianoche, acude con su marido a la piscina de su casa a dar rienda suelta a su pasión bajo las aguas. Imagino que a veces saldrán a respirar y será en ese momento en el que algunos vecinos sean despertados por lo acelerado de sus aspiraciones de oxigeno. O tal vez por los salpicones de agua que provocan los movimientos de las extremidades. Puede que usen incluso el trampolín y caerse mal de un trampolín salpica y hace ruido. Hay que ponerse en el lugar de los vecinos de esa tranquila urbanización en la que, a ciertas horas, sólo se escucha el canto del grillo y algún disparo de un buen contribuyente , al sorprender a algún sospechoso de robo, y siempre en el legítimo derecho de defensa de sus propiedades. Vamos, lo normal.
La voz de Christina Aguilera tiene mucha fuerza. Los vecinos lo saben ,y seguro que les encanta que ella viva allí y que sea muy feliz en su matrimonio, pero compartir esa felicidad no suele ser agradable. Personalmente, recomendaría a los vecinos que pasen una temporada en esos pisos con muebles de madera que crujen ,sobre parquet crujiente, en los que te toca como vecinos personas que deciden que el ímpetu sexual requiera de música sugerente a cierto volumen, o bien para ambientar, o para acallar jadeos. Nunca tendré muy claro si es menos molesto un jadeo, o un estribillo de Camela. Preferiría escuchar, desde el jardín de mi mansión, los jadeos de Christina Aguilera. Pero todo es cuestión de gustos, claro.

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