martes, 18 de marzo de 2008

A DISTANCIA

El mando a distancia une mucho. Sí, es curioso, pero el invento que promovió la comodidad de no tener que acercarse a algunos aparatos para poder activarlos, ha logrado acercar a los humanos. Ese acercamiento no necesariamente tiene que estar asociado a un estado de felicidad, sino de conflicto, pero muchas veces discutir, acerca. La empresa Philips, interesada en saber cómo convivimos con sus productos, ha realizado una encuesta para saber cómo nos va la vida con el mando a distancia. El resultado es sorprendente, ya que viene a decir que una de cada cuatro discusiones en pareja la provoca el dominio del mando. Las españolas son las más posesivas ya que casi la mitad de ellas considera importante su control, frente a un casi 20 % de los hombres.
En cada hogar hay una media de cuatro mandos a distancia, lo cual es indicativo de un alto riesgo de discusiones familiares. El equipo de música, el vídeo o DVD, un segundo televisor..... lo raro es que la lavadora no tenga mando a distancia. Ya me gustaría saber si alguien se iba a pegar por él. Philips llega a la conclusión de que lo ideal es tener un único mando a distancia general para todos los aparatos del hogar. Pero no sé si su control entonces sería aún más deseado y por tanto, más conflictivo. Puede que a la empresa lo que realmente le interese sea que las parejas acaben separándose y así haya más hogares y más mandos a distancia que vender. Creo que la Iglesia debería de hacer una campaña de condena del mando a distancia, por promover el divorcio. Hay que volver a tener que levantarse del sofá para cambiar de cadena, en aras a una vida familiar feliz.


En Japón han inventado unos calzoncillos para adelgazar sin esfuerzo. Lo de adelgazar sin esfuerzo no me lo creo. Parece ser que la prenda se ajusta a las nalgas y obliga a ir erguido, con lo que afirman que se ejercita el abdomen al andar y se queman los michelines. No sé que me da que esto no tiene mucho fundamento, porque andar siempre ha venido bien para quemar michelines, sin tener que llevar ni siquiera unos gayumbos. También es cierto que cuanto más erguidos vayamos, más contraemos la tripa y no relajamos el abdomen, con lo que más que quemar grasas, lo que hacemos es vernos algo más favorecidos. Vamos, que nos engañamos a nosotros mismos. Eso sí, en la presentación de este importante invento, los modelos, como suele suceder, no tenían ni un gramo de grasa, así que no tenemos claro para que se los pusieron. ¿No sería bueno ver a alguien gordito con los calzoncillos para ver cómo adelgaza según recorre la pasarela? Ya, que no hay pasarela tan larga. Qué pena.

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