viernes, 7 de marzo de 2008

EXAGERACIONES

La exageración es un ingrediente necesario para que muchas noticias se conviertan en insólitas. Comerse una hamburguesa no es noticia, pero comerse 25 en 5 minutos y ganar un concurso en Arizona, lo es. O tener comportamientos a todas luces exagerados. Es el caso de un artista israelí de 44 años que se subió a una grúa cercana a la construcción de un puente en una de las entradas de Jerusalén para protestar por la fealdad del proyecto. Amenazó con arrojarse al vacío si no paraban el proyecto. El proyecto es de Santiago Calatrava. La policía tardó varias horas en convencer al artista de que no merecía la pena suicidarse. Es más, puede que si el puente es peatonal, un día de lluvia puedas caerte sin querer al resbalar como sucede en el de Bilbao y acabar tus días en la Ría sin haberlo deseado. Claro que no sé si llueve mucho en Israel y si el puente va a tener losetas de cristal en su base.
La verdad es que es una exageración tirarse al vacío porque un puente te parezca feo. Además, el puente que proyecta Calatrava en Jerusalén, no me parece nada feo: es blanco y con tirantes, como los que acostumbra a hacer el arquitecto valenciano. Otra cosa es que sea funcional, pero la belleza importa mucho más que la funcionalidad en muchas circunstancias. Como sucede con la coquetería en el vestir “ la que quiere presumir, ha de sufrir” y en la arquitectura está pasando lo mismo.

He leído que los sicólogos de la Universidad de Edimburgo han llegado a la conclusión de que la felicidad puede ser hereditaria. Hay algo en los genes que nos predispone a ser feliz. Hasta un 50% de nuestra felicidad depende de nuestra arquitectura genética. El resto es cosa del entorno, de la vida, de lo que nos permitan. Imagino que, como yo, en cuanto ha tenido constancia de este estudio, habrá comenzado a pensar en sus progenitores, en si sus abuelos, padres y tíos han sido felices. O, si no lo han sido en su opinión, si su disposición personal ante la adversidad ha sido positiva o negativa. Cuidado, porque igual va a ser que no todo va a ser que uno sea feliz por genes o entorno, como que intentemos buscar la felicidad en aquello que a cada uno nos toque vivir. Es cuestión de actitud. Todos conocemos gente a la que la vida le sonrie, a la que pareciera que los problemas le rehuyen, a él a y a los suyo y, sin embargo, nunca ha demostrado felicidad o hace de cualquier estupidez un gran problema. Y eso, señores, también es exagerado. ¡ Alégrenme esas caras, que es viernes!

No hay comentarios: