sábado, 22 de marzo de 2008

22 mayo 2007

Regalos y souvenirs
22/05/2007
Uno de esos recuerdos de infancia que uno tiene grabado es el de los regalos que se adjuntaban con la compra de las chuches: los cromos que venían en los chicles, las bolas de caramelo amarillas que venían en las bolsas de pipas que, si al morderlas, su interior era rojo, te daban otra de regalo, y los palos de los helados que podían también resultar premiados. Ya, me vais a decir que no me pongo nostálgico. No lo pretendo, ya que veo que las cosas no cambian tanto: los premios al consumo continúan vigentes y han ido a más, tanto que a veces cuesta diferenciar que es un terrible error de envasado y qué es una promoción.
Hace no mucho vi en un revistero una de esas colecciones por fascículos sobre el maravilloso mundo animal, y junto al fascículo adjuntaban una cucaracha disecada. Me pareció tan interesante la colección que te puede hacer dudar que un murciélago muerto en una bolsa de cereales sea, o bien, un nuevo coleccionable sobre "el reducido mundo del mamífero volador", o un nuevo sabor sorpresa para el competitivo mundo del cereal envasado.
Salvo raras excepciones, no parece apetitoso comerse un murciélago en el desayuno, aunque hay lugares en el mundo donde es un auténtico manjar. Pero ya se sabe que, a pesar de la globalización, no en todos los sitios gusta lo mismo. Que se lo digan a Amancio Ortega, el dueño de Zara.
Seguro que en la gigantesca empresa textil ha rodado alguna cabeza por este asunto. Y es que, a quién se le ocurre mezclar lino con algodón.... Puede que nos encontremos en otras partes del planeta con grandes ofertas en prendas rechazadas en Israel, y que el problema comercial se resuelva rápidamente. Para empezar ya han pedido perdón. han hecho bien, que ya se sabe como se toman las afrentas en Israel.
Hablando de ofertas: tal vez encontremos un buen chollo en esta subasta. Hay de todo, y es que, seamos serios, mira que llevamos cosas curiosas en un avión. Vi una vez a un pasajero que llevaba de equipaje de mano una cabeza disecada de ciervo, y no fue fácil recorrer el pasillo con toda la cornamenta del bicho. Aunque parece que es un tipo de objeto ( de mal gusto, por cierto) que no es fácil dejar olvidado. Pero todo puede pasar: recuerdo que entrevistando a un encargado de oficina de objetos perdidos, me llamó poderosamente la atención que en el almacén había un par de piernas ortopédicas. Parece increíble que alguien se las olvide, sobre todo si son del mismo dueño, pero hay gente de lo más despistada.

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