Todo templo, sea de la creencia que sea, provoca sensación de paz, lugar de tranquilidad para la reflexión y el rezo. Pero el problema es que , cuando varios credos se unen en un mismo espacio, la paz parece quedar alejada del templo. A ostias ( nunca más propia la expresión ) acabaron ayer en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalem cuando los religiosos griegos ortodoxos y los armenios se pelearon por el reparto de los espacios dentro del templo. La policía tuvo que intervenir y las imágenes de religiosos dandose puñetazos ya dan la vuelta al mundo. Seguro que hoy, “el gran Wyoming” hará unas risas con esta noticia. Y no es para menos.
Dos sacerdotes están detenidos. Deben de ser los que mostraron más agilidad con sus extremidades a pesar de lo aparentemente incómodo de sus vestimentas litúrgicas. Jerusalén muestra una vez más lo dificil de su naturaleza, como ciudad cuna de religiones y donde todas las creencias quieren tener su espacio. Esto de “ amaros como hermanos” está bien, si los hermanos rezan con nosotros. Si rezan con otra sotana, ya son más bien primos lejanos, o vecinos indeseables del mismo edificio. A saber cómo se ponen de acuerdo en las juntas de comunidad cuando hay que arreglar la fachada. A ver quien es el guapo que hace de administrador.
lunes, 10 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario