El responsable de la diócesis de Somerset, en el Reino Unido, ha prohibido la colocación de enanitos de jardín en los cementerios. Por supuesto, la norma incluye la retirada de los ya colocados, que no deben de ser ni uno ni dos. Asegura Timothy Briden, que así se llama el canciller de la diócesis, que los enanitos son criaturas antinaturales y por tanto, inapropiadas. Dice que no hay ninguna criatura real que se parezca a un gnomo y que no tiene justificación su presencia en un campo santo.
Somos legión los que no nos explicamos por qué gustan tantos los enanitos de jardín. En cualquier sitio, sea parque, parcela particular o cementerio. Son horrorosos. Pero de ahí a que alguien diga que hay que retirarlos porque es antinatural, hay un trecho. Claro que si a Monseñor Briden le parece natural la existencia de humanos con alas, calaveras con capa y guadaña, y bebés que vuelan, es normal que los humanos de poca estatura le parezcan antinaturales. El mal gusto es libre y campa a sus anchas en muchos cementerios y en cualquier parte. Si los difuntos pudieran opinar sobre lo que les rodea en su ultima morada puede que lo que menos les preocupe es que haya enanitos cerca.
martes, 11 de noviembre de 2008
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