miércoles, 5 de noviembre de 2008

MUSICA COMO CONDENA

Un joven estadounidense ha sido multado por conducir con la música de su coche a todo volumen y molestar a sus vecinos. La multa no ha sido económica, sino que la jueza le ha condenado a escuchar, a todo volumen, durante 20 horas, música clásica.

El joven, acostumbrado a disfrutar de los exitos más recientes del rap, no ha podido con semejante condena. Sólo aguantó 15 minutos y pidió pagar una multa económica a seguir con la audición de Bethoveen, Bach y Chopin. Pobrecito.

Escuchar algo a disgusto no resulta agradable. La condena iba por ahí, ya que el joven ignora que su rap a todo volumen lo oímos todos, no sólo él. ¿Habrá aprendido algo , especialmente a escuchar su música en su coche y sólo con sus oídos?

Si resulta reincidente, propongo que le condenen a una estacia en las granjas de las terneras de Kobe, en Japón, que porducen la carne más cara del mundo, porque en sus establos suena música clásica. Aunque a ellas nadie les pregunta si les gusta Bethoveen, deben dar una carne excelente. Y como tampoco se pueden escapar, ni negociar su condena con nadie, se conforman y disfrutan del concierto.

Si afán de corregir a los sancionadores oficiales, por aquí tampoco estaría mal que alguien pusiera oberturas y operas en los oídos de algunos conductores, especialmente nocturnos, o que les invitaran a visitar granjas japonesas. A ver si aprenden a mugir.

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