miércoles, 9 de abril de 2008

NAOMI, EL BOTOX Y LA INCONTINENCIA

El Hospital asturiano de Cabueñes va a iniciar el tratamiento de la incontinencia urinaria mediante inyecciones de botox. Sí, sorprende que este popular paralizante muscular asociado a muchos rostros famosos que no quieren ver avanzar el tiempo por sus pieles y que presentan cara de perplejidad permanente desde que se empezó a aplicar, vaya a se ahora remedio para un problema de salud muy común. Que se lo pregunten a Concha Velasco, que continuamente nos recuerda que con un foulard fucsia y unas compresas, la vida cotidiana sigue siendo estupenda. El tratamiento es temporal, ya que el botox hay que infiltrarlo cada seis meses en los músculos que controlan la vejiga. Que estén tranquilos todos los que se planteen el tratamiento, que la vejiga no se paraliza, sólo que los músculos funcionarán de forma voluntaria y así evitamos pérdidas. Aunque vean a alguna presentadora muchas horas sentada en un plató sin inmutarse, no piensen que el exceso del botox en su rostro le impide ir al baño. Si así fuera, su vejiga iba a adquirir un sorprendente parecido a la gaita de Hevia.

Naomi Campbell tal vez no haya probado el botox. Pero todo se andará, porque seguro que quiere prolongar en el tiempo su espectacular belleza. Su caracter no tiene tratamiento mediante el botox. No hay manera de paralizar su mala leche. La última tangana la montó en un vuelo de British Airways , cuando se enfrentó con un policía requerido por la tripulación para apaciguarla tras discutir por su equipaje. El resultado ha sido la prohibición de que vuelva a viajar con la compañía aérea. Cómo habrá sido el incidente para que tan famosa modelo no vaya a volver a adornar con su espectacular paseo por el pasillo cualquier vuelo intercontinental.
Al club de afectados por Naomi Campbell hay que unir ahora a toda una potente compañía aérea y no olvidemos que entre sus socios están la asistenta que recibió un móvil en su cabeza, los policías que fueron a detenerla por ese motivo, y seguro que más de una persona de su entorno que no ha querido denunciarla, pero que ya habrá tenido que aguantarle algunas tonterías. Si el botox consigue paralizarle un rato, alguien se animará a ponerlo en práctica con la Reina de ébano.

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