En Barcelona, un colectivo muy reivindicativo en pro de la igualdad ha creado una mapa urbano indicando los puntos donde es posible que una mujer pueda orinar más o menos tranquilamente, en la vía pública. Esta campaña se denomina “pixing”, un bonito nombre para reivindicar ese acto tan natural que es exhonerarse la vejiga , y que muchos hombres lo llevan con total naturalidad en cualquier lugar de la vía pública y, sin embargo, las mujeres lo realizan con una cierta verguenza y buscando la complicidad de alguna amiga para ocultarse.
El colectivo reivindica la instalación de más urinarios y de que, a ciertas horas, estando los locales de hostería ya cerrados, es imposible no hacer las necesidades en un lugar habilitado para ello. Y razón no les falta, la verdad.
Pero no sé, hay algo que chirría en todo esto. Sinceramente, creo que, salvo en casos de extrema urgencia, no se justifica orinar en la calle, con o sin verguenza, siendo hombre o mujer. En las grandes concentraciones humanas hay quien no se molesta, ni lo más mínimo, en evitar tener que acudir a cualquier esquina. No es una situación límite, sino fácil ante la idea de interrumpir una fiesta por tener que hacer una cola. Lo hacen con total impunidad y sin pudor. Y, debo de ser yo muy antiguo para ciertas cosas, pero fomentar que se haga en la calle cualquier necesidad no me parece bien. Habría que procurar fomentar que esté todo más limpio de líquidos y aromas, más que indicar lugares estupendos para dejarlos marcados como si fueramos canes.
jueves, 5 de febrero de 2009
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