martes, 19 de mayo de 2009

EL HUEVO DE FRANCO

Hoy he aprendido una nueva palabra: monórquido. Dícese de aquel varón que carece de un testículo. Francisco Franco era monórquido, vamos, que le faltaba un huevo. Así lo cuentan en un nuevo libro sobre el dictador que asegura que lo perdió en una batalla en 1916. El escritor se basa en las declaraciones de la hija del urólogo que trató a Franco y que también apuesta porque la hija del dictador, esa señora que tiene ahora cara de velocidad por haberse hecho una de las más sonadas cirugías estéticas de los 90, en realidad no es hija de Franco, sino de su hermano Ramón.

El huevo de Franco ha sido material de rumor durante décadas. El pasado año, por cierto, también se supo que Hitler era monórquido, osea que también tenía un huevo de menos. Seguro que hay ya investigadores sesudos intentando descubrir la relación entre la ausencia de testículos con el carácter intolerante. Alguno de ellos apostará por tocar el paquete a los políticos momentos antes de que asuman los cargos, para ver si vienen con todo el material, o hay ausencias. La democracia y la libertad se sustenta en un buen par.
Y me pregunto: ¿será cierto que Franco no fue el padre de Maria del Carmen? ¿Lo fué en realidad su hermano Ramón? ¿La collares le fué infiel o todo formaba parte de un pacto de estado? ¿Sería un menage a trois? Y Hitler: ¿dónde perdió el huevo? ¿Hablarían Franco y Hitler en Hendaya de sus respectivos testículos? Ay, cuantas preguntas sin respuesta.

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