La frase que inmortalizó Gracita Morales la firmaría hoy la Reina Isabel II. Uno de sus chóferes permitió el acceso al Palacio de Buckingham a dos periodistas que se hicieron pasar por ricos empresarios de Oriente Próximo a cambio de 1000 libras esterlinas. Los intrusos tuvieron ocasión de sentarse dentro de la limousina que utiliza la reina.
Desde el Palacio investigan lo sucedido. La Reina tiene cada vez más dudas de si en Buckingham debería instalar un cartel que ponga “Fonda Pepe”, porque por sus habitaciones pasa todo el mundo, por lo que parece. No se conoce edificio tan protegido, y tan asaltado por intrusos. No olvidemos aquel encuentro que vivió su majestad cuando se encontró con un extraño en sus aposentos. Creemos que llegó a conocer de cerca cómo es la bata de guatiné de Isabel. Seguramente, se parece a algún abrigo de los que usa a diario, pero a alguien eso le dará morbo. Tengo en pantalla la foto de Palacio, la fachada principal. No me extraña que, con tanta puerta y ventana, no se sepa ni quien entra ni quien sale. Si viviera en un piso, este problema no existiría.
Por cierto, del chofer sobornable sólo sabemos que está liado con una prostituta lituana. Desconocemos si esta relación sentimental le condiciona para dejar entrar en Palacio a cualquiera. Intuyo con más motivo que ese dato se publica para informar de que alguien que se lie con una fulana no es de fiar. Lamentable el comentario, y también el soborno, claro está.
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