DOS DE MAYO

En casi todos los medios hoy se habla del histórico día del alzamiento contra la invasión francesa. Aquel 2 de mayo de 1808 que Goya convirtió en arte inolvidable. Tal día como hoy, también el 2 de mayo, pero en 1945 fue cuando Berlín cayó en manos de las tropas soviéticas e Italia dejó de estar bajo control alemán. La Historia hace que esta fecha sea celebrada en varios punto de Europa como signo de liberación. Hay interpretaciones para todos los gustos sobre los hechos históricos, y nunca se sabe qué hubiera sucedido si las alternativas que el paso del tiempo ofrece hubieran sido otras. De todas maneras, o está mal comenzar mes con efemérides que aportan ( aunque pueda ser cuestionado) sentido de libertad a la fecha.

Otra efeméride que hoy se recuerda son los cincuenta años de “Las chicas de la Cruz Roja”, una película que convirtió a Tony Leblanc y Concha Velasco en estrellas absolutas del cine español. A día de hoy, es una película ingenua, ñoña, ensalzando valores muy propios de la época y del régimen imperante en aquellos años. Parece increíble, pero ese mismo régimen analizó con lupa la película, e incluso vio indicios de peligrosidad en algunas escenas. Parece increíble, ¿verdad?. Ese cine controlado, ingenuo y repudiado por muchos consiguió atraer a muchos espectadores, y descubrió a artistas que ahí siguen con el paso de los años demostrando su valía. Personalmente, sorprende la vitalidad artísticas de Concha Velasco, que en estos primeros papeles no apuntaba las maneras de una posterior “chica Ye,ye”, ni de la malvada protagonista de “Herederos”. En ese recorrido vital dejo de lado otro montón de registros que ha sabido bordar como casi nadie. El paso del tiempo por una película puede convertir en un guión políticamente correcto, en algo casposo, ñoño, pero no se puede hacer lo mismo con los que trabajaron en ese momento. Que quien lo critique lo haga con visión contemporánea no siempre es justo. Puede que el objetivo del rodaje haya quedado desfasado, pero las cualidades de los artistas hay que verlas en su conjunto. Y eso, sí que obliga a celebrar que un día alguien rodara películas como esta.