SUSAN BOYLE

Susan Boyle va a acabar mal. La televisión le ha dado la fama más instantánea que se recuerda y la ha convertido en la mujer más aclamada por su voz y, al mismo tiempo, más criticada por su aspecto. Bueno, corrijo: si exceptuamos a Amy Winehouse.
Los responsables del programa “Tienes talento”, que la han encumbrado, están que trinan porque la buenaza de Susan ha ido a la peluquería y ha dejado a un lado su vestimenta atroz, por un look más cuidado. Ella, solterona, en paro, y ordinaria en sus ademanes se ha visto presionada por las cámaras y su coquetería ha salido a relucir. Los expertos de la televisión creen que ha cometido un grave error. Saben que el público que la aclama quieren a una Susan Boyle descuidada, que ahí radica su gracia. Y tienen toda la razón. Aquí recordamos otros casos como el de Tamara, la mala, que se creyó estrella cuando Sardá la encumbró con el “No cambie”. Su aspecto friki ( su aspecto y todo lo demás, incluída su madre) la convirtieron en personaje, ella se lo creyó y cambió su peinado ( una grave pérdida) y hasta su cuerpo con un sinfín de operaciones. Se convirtió en otra cosa ( perdón por lo de cosa, pero hablo del fenómeno Tamara).

David Bustamante se hizo famoso por ser albañil, jovencito y llorón. Además, cantaba bien, pero eso era secundario para la televisión. Sigue siendo de los triunfitos que mantiene su estrella, y consiguió abandonar esa imagen inicial e incluso reconvertirla en glamourosa, tras pasar por una etapa “macarra”. Ahora, casado con la
Actriz Paula Echebarria, se deja ver por los eventos más sofisticados. Se ha librado de la quema, pero eso dudo que le pase a Susan Boyle.

Confiemos en que Susan Boyle sea consciente de que su exito no lo es por su voz, sino porque el aspecto no le acompaña a la voz. Se la está jugando, pero tal vez no le importe.