martes, 28 de abril de 2009

AIR FORCE ONE

Hay dimisiones que se piden a gritos. No sé quién debe dimitir, pero algún responsable de lo que sucedió ayer en Nueva York debería hacerlo. En la ciudad de los rascacielos, donde dos de ellos vimos caer en 2001 por el impacto de dos aviones, alguien pensó que era el mejor escenario para hacer una fotos del Air Force One, en vuelo casi rasante, para que todo quedara muy bonito. Sí, ya sé que todo es absurdo, pero ha sucedido.
Es absurdo que el avión del presidente, el avión más famoso y fotografiado de Estados Unidos y de todo el mundo necesite una sesión fotográfica. Que yo sepa, no lo han tuneado ultimamente para requerir fotos nuevas. Es absurdo que elijan Nueva York para que el avión sobrevuele a una altura menor de la habitual, conociendo los precedentes históricos. Es aún más absurdo que, con todos estos previos absurdos, nadie de la Casa Blanca informe a las autoridades locales de que se va a realizar semejante vuelo por la ciudad y que, lógicamente, se vivieran escenas de pánico e incluso algunas evacuaciones de edificios.

Pena que ya no esté entre nosotros Miguel Gila, el gran humorista que hizo que la guerra, los ejércitos, y otras instituciones más o menos serias nos parecieran todo menos eso: serias. La Casa Blanca, la Defensa Nacional, la aviación, el control aeronaútico, los responsables de la ciudad de Nueva York... Todos tenían ayer un papelón digno del mejor chiste de Gila.

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