El gran tenista Andre Agassi ha decidido contar su vida, una autobiografía que se publicará la semana que viene. Como gancho publicitario, ya ha ido adelantando algunos de los capítulos que más polémica van a desatar: Agassi consumió drogas. En concreto, metanfetamina, conocida como cristal. Dice que sólo lo hizo durante un año, pero que considera que si uno va a contar su vida, debe contarlo todo, incluso aquello de lo que se averguenza.
Es honesto por su parte hacerlo, pero que triste que de la vida de un gran deportista el detalle más destacable sea que consumió drogas. También es curioso que haya confesado a la revista "People" que en la final de Rolan Garrós de 1990 fue una de las que vivió con más tensión. No por el reto del torneo o la fuerza de sus rivales. Andrea Agassi ,obsesionado entonces por una alopecia galopante, decidió jugar el torneo con una peluca. No hace falta explicar que un postizo no es lo ideal para jugar a tenis, pero el complejo de calvo podía mucho. Agassi reconoce en sus memorias que lo pasó muy mal. Dice: ¿La imagen lo es todo? ¿Qué dirían si supieran lo de la peluca? Gane o pierda, no hablarían de mi juego. Sólo hablarían de mi pelo.
Y razón no le falta: se habló mucho cuando se rapó la cabeza. Y no quiero pensar qué hubiera sucedido si hubiera salido volando la peluca en pleno Rolan Garrós: sería una de las imágenes que recordaríamos siempre al repasar su vida. Así somos, como las biografías: un detalle anecdótico, un tropezón en la vida, una tontería, puede ser lo que al final trascienda. Tanto esfuerzo , tanto trabajo, para nada.
domingo, 1 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario