miércoles, 28 de enero de 2009
COMER SIN FRONTERAS
Lucca es una localidad de la Toscana, en Italia, que presume como toda esa región de una conocida y deliciosa gastronomía. Sus reponsables municipales han decidido proteger al máximo ese patrimonio cultural prohibiendo la apertura en su casco antiguo de bares y restaurantes que no sean de cocina italiana. Se acabó el kebab y el chino en la ciudad. Sólo dieta mediterranea. Pero no sólo van a preocuparse de lo que se sirve en los platos, sino que los restaurantes deben cuidar la decoración tradicional, las sillas de madera, y los empleados deben de lucir aspecto impecable y, eso sí, hablar inglés. Una cosa es ser muy italianos y muy de la Toscana de toda la vida de Dios, y otra muy distinta no saber atender correctamente a los comensales, especialmente si hacen lo posible por no pagar la factura diciendo que ellos no entienden nada. Eso sí que se acabó.Es discutible la decisión municipal de Lucca, pero pongámonos en un entorno más cercano, en algún país que conozcamos no muy lejano donde la gastronomía sea un asunto más que serio, y la tradición en la cocina todo un rito. ¿Se les ocurre alguno? ¿Es planteable esta limitación en la parte vieja de Donostia? ¿En Hondarribia? ¿En Lekeitio? ¿en las Siete Calles? Tal vez les parezca exagerado e incluso racista que en Italia quieran evitar que proliferen restaurantes "exóticos" ( aunque cada vez sean menos exóticos). Pero seguro que a alguno de los lectores se les ha pasado por la cabeza que cada vez, por precio, por rapidez y por oferta, acabamos antes comiendo en un chino antes que en un asador. Yo veo positivo que se fomente el buen gusto en la hostelería, la higiene, la profesionalidad y, por qué no, la oferta gastronómica del lugar. Pero eso sí,cuando voy de turista. Si vivo en Lucca puede que acabe harto de comer menús tradicionales y me muera por un rollito primavera. Pobrecitos, tendrán que viajar.
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