No es la más simpática, la que mejor cae, pero su popularidad es indiscutible: Nicole Kidman es además, una embajadora de su país, más ahora que está promocionando su nueva película que se titula precisamente “Australia”. Pero tal vez ese orgullo patrio que sienten en el hemisferio sur por la actriz cambie después de que en un programa de la televisión alemana, Nicole soplara a través de un didgeridoo, un instrumento de viento tradicional de las culturas aborígenes. Cosas de la promoción y de la televisión, ya se sabe. Pero los aborígenes no aceptan fácilmente esas gracias, y han puesto el grito en el cielo por consideran una ofensa que una mujer les toque su instrumento ( era inevitable el chiste, disculpen).
La película, que pretende ser una forma de reconciliación con los aborígenes australianos, no creo que consiga el objetivo con este error cometido por la actriz. Pero seguro que le da más promoción. Además, la maldición de que una mujer toque el didgeridoo sólo le afecta a ella, ya que la tradición dice que aquella mujer que lo toque no tendrá más niños. Y me da que el asunto ya poco le importa a la australiana.
No se rían de lo absurdo que les pueda parecer este escándalo. En todas partes cuecen habas, y en todas partes tenemos aborígenes. Que puestos a ofenderse por cualquier asunto hay gente en todas partes.
martes, 16 de diciembre de 2008
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