lunes, 15 de febrero de 2010

Hasta los Goyas de la Gala

Hoy toca hablar, escuchar y ver mucho de lo sucedido en la Gala de los Premios Goya. Los premiados, los que no lo han sido, los modelitos, las ausencias, las apariciones sorpresa..... en fin, que de todo eso, ya hay mucho material para entretenerse.

En general, de lo que ví de la gala puedo decir que la cosa va mejorando. La elección de Buenafuente como presentador hace que resulte entretenida para el televidente. Y daba la sensación, respecto a otras ceremonias, o que todo estaba más ensayado, o que los actores y actrices que salen al escenario han ganado en frescura y naturalidad, salvo alguna excepción.

Lo que pocos de los invitados reconocen públicamente es que acudir a esta ceremonia es una tortura: Independientemente del tiempo requerido para enfundarse el modelo de alta costura, y la larga sesión de maquillaje y peluquería, la recepción de los primeros VIPs comienza a las siete y media de la tarde, cuando la gala arranca dos horas y media después. Que los escotes y las espaldas descubiertas de las damas no abrigan nada en ese hall en el que se nota que hace un frío del carajo y ellas se ven forzadas a representar su mejor papel, posando encantadas ante las cámaras a pesar de tener escarcha en el canalillo.

Y que la Gala no es corta. Vamos, que casi conviene ir con fiambrera. Y los nominados y las demás estrellas que tienen que posar en el photocall, aun así, son privilegiados. El resto de invitados que ocupan las gradas más altas, mejor que vayan con mucha paciencia, con unos sudokus y con cojín porque ser invitado a esta gala es un privilegio y, como las top models, deben de saber que “la que quiere presumir, debe sufrir”.

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